Estuche protector: Utiliza siempre un estuche rígido o semirrígido para guardar tus gafas de sol cuando no las estés usando. Esto ayudará a prevenir arañazos y daños cuando las guardes en tu bolso, mochila o toalla.
Limpieza adecuada: Limpia tus gafas de sol con un paño de microfibra suave y limpio. Evita usar papel higiénico, servilletas u otros materiales ásperos que puedan rayar los lentes. Si las gafas están muy sucias, enjuágalas primero con agua dulce antes de limpiarlas.
Enjuague con agua dulce: Después de estar en la playa, enjuaga tus gafas de sol con agua dulce para eliminar la sal y la arena. Esto es especialmente importante si las gafas se han mojado con agua de mar, ya que la sal puede dañar los recubrimientos y las monturas.
Evitar la exposición prolongada al sol directo: Cuando no estés usando tus gafas de sol, guárdalas en un lugar sombreado o en su estuche para evitar la exposición prolongada al sol directo. La luz solar intensa y el calor pueden afectar los recubrimientos de los lentes y deformar las monturas.
Protección UV: Asegúrate de que tus gafas de sol tengan protección UV adecuada para proteger tus ojos de los dañinos rayos ultravioleta. Verifica la etiqueta o la descripción del producto antes de comprarlas.
Evita dejarlas boca abajo: No coloques tus gafas de sol boca abajo, ya que esto podría rayar los lentes. Si las dejas sobre una superficie, colócalas con los lentes hacia arriba.
No las coloques en la cabeza: Evita usar tus gafas de sol como diadema, ya que esto puede estirar las patillas y desajustar la montura con el tiempo.
No las dejes en lugares calientes: Evita dejar tus gafas de sol en el tablero caliente de un automóvil o en cualquier lugar donde estén expuestas a altas temperaturas, ya que el calor excesivo puede dañar las monturas y los recubrimientos de los lentes.