El siguiente paso es montar un bloque en la superficie frontal de la lente para mantenerla en su lugar durante el proceso de fabricación. El bloque se adhiere a la lente con una sustancia temporal que se disolverá más tarde. Las lentes se colocan en máquinas esmeriladoras que utilizan discos abrasivos para moldear la superficie de la lente de acuerdo con la prescripción del paciente. Este paso implica quitar material de la lente para crear la curvatura necesaria. Después, las lentes se someten a un proceso de pulido para suavizar cualquier aspereza y lograr la forma final deseada. Esto asegura que la lente sea clara y libre de imperfecciones.
En la siguiente etapa, se pueden aplicar tratamientos adicionales a las lentes según las necesidades del paciente. Estos tratamientos pueden incluir recubrimientos antirreflejos, endurecimiento, tinte, protección UV, etc.
Una vez que las lentes son aprobadas, se montan en el marco óptico seleccionado por el paciente. Esto implica ajustar las lentes en el marco para que estén en la posición adecuada y garantizar una visión clara. Antes de entregar las gafas al cliente, se realiza una última inspección para asegurarse de que las lentes estén bien montadas en el marco y de que el paciente pueda ver correctamente.